“Ustedes
oren así: ¡Padre nuestro que estás en el Cielo! Santificado sea tu nombre”
Mateo 6,
9.
Isaías 55,
10-11; Salmo 33/34, 4-7. 16-19; Mateo 6, 7-15.
La oración es un diálogo amistoso, y
es en este diálogo de amor, de afecto entrañable como dices Jesús que tu Padre
es también mío y de todos. Y es precisamente en esta enseñanza donde el
misterio se ve des-velado, donde encuentro mi ser de hijo, hijo en el Hijo,
hijo por amor en el Amor. Aquí también se evoca el origen de todo, pues no
salí, no salimos espontáneamente, no somos efecto de la mera evolución de las
cosas. Existe en mí y en todos una connotación específica: tengo un Padre que
es Dios y Señor de todo cuanto existe. No somos huérfanos. No estamos solos.
Nos ha creado la misma divinidad, la mismísima Trinidad. Por amor hemos sido
acogidos en el seno del Padre.
Si tu
Jesús me pides que vea a tu Padre como mi Padre, a tu Dios como mi Dios es
porque revelas que sólo en esa relación mi existencia adquiere sustancialidad y
sentido. Es en ese encuentro amoroso, en esa relación dichosa o bienaventurada
donde podemos llegar a ser lo que estamos llamados a ser, pues tenemos impresa
una vocación divina.
Tu nombre
es santo. Eres tú quien santifica. ¿Cómo
puedo entender esta petición de santificado sea tu nombre sino que en mi vida,
que soy imagen tuya, tu nombre sea alabado y bendecido? ¿Necesitarás Tú de mi
alabanza y adoración? Si lo necesitaras no fueras Dios. Entonces, descubro
que en la alabanza y adoración que brota de mi corazón lleno de gratitud hacia
Ti simplemente soy. Alabar y santificar tu nombre es al mismo tiempo
descubrirme persona, pues en esta relación amistosa mi condición de creatura se
manifiesta mucho mejor.
Señor, ayúdame
a tener plena conciencia de que eres mi Padre. Pero como no puedo amar a quien
no veo sino amo a quien debo porque lo veo. Ayúdame amar a mis padres como
debería hacerlo, con tal de que en esa bella relación, obtenga la experiencia
necesaria para tratarte a Ti con mejor afecto, con profundo respeto y
veneración, con mucho amor y adoración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario