sábado, 9 de abril de 2016

"Vieron a Jesus caminando sobre las aguas", Juan 6, 19.

Después de las multiplicación de los panes, Jesús se aleja de la turba porque quieren proclamarlo rey, Cfr. Juan 6, 15. Por necesidad, el hombre, es capaz de realizar grandes hazañas, incluso muchas de esas acciones pueden no ser tan honorables. Pero, detrás de cada acto humano existe siempre un 'espíritu'  motivador. Así que muy bien podríamos preguntarnos: ¿por qué hacer rey a Jesús? La muchedumbre al constatar el prodigio que había realizado Jesús reconocieron que era mucho más que un hombre ordinario, le atribuyeron el título de profeta. Y ante ese título Jesús no se sustrae, pues él es la Palabra eterna del Padre, pues ha afirmado de sí mismo: "Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, crean en las obras aunque no me crean a mí, así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre", Juan 10, 37-38. Con ese prodigio Jesús esta diciéndonos que él es el enviado del Padre. Y que solamente realiza lo que el Padre le indica, hay no sólo una sintonía en la operatividad sino también una unidad inigualable pues él y el Padre son una misma cosa:  Dios. Además, está escrito que Dios: "hace justicia a los oprimidos; da pan a los hambrientos; el Señor libera a los cautivos; el Señor da vista a los ciegos; el Señor endereza a los encorvados; el Señor ama a los honrados; el Señor protege a los emigrantes; sustenta al huérfano y a la viuda y anula el poder de los malvados", Salmo 145/146, 7-9. Basta leer los evangelios y reconocer todo lo que Jesús hace en favor de los hombres para caer en la cuenta que en él, Dios actúa y se hace visible, cercano y compañero de camino.
Aquellos hombres descubrieron al profeta de Dios, y quisieron retenerlo y proclamarlo su rey, para dar a entender que el sistema en el que vivían estaba corrompido, se alegraron un instante con la presencia de Dios en Jesús de Nazareth; pensaron que un cambio político era suficiente para empezar de nuevo y abolir las injusticias y maldades de los que obstentaban el poder en ese entonces. Pero la salvación que Dios ofrece en su Hijo Jesucristo es mucho más profundo y radical: la conversión del corazón a Dios, ya que sólo Dios es el único que puede poner en verdad un límite al mal, puede vencerlo y erradicarlo completamente. Pero no lo comprenden aún.
Así sucede también con los doce, su mente está en botada, no han logrado descubrir quién es este Jesús. Y a ellos, en particular les revela un rasgo más de su personalidad, o más bien, de su identidad: su divinidad. Que lo comprenderán gradualmente cuando lo vean resucitado.
Los discípulos por la tarde se dirigen sin Jesús rumbo a Cafarnaun, después de haber avanzado unos kilómetros el viento les era contrario, era de noche y "vieron a Jesus caminando sobre las aguas, acercándose a la barca y se asustaron". Un hombre puede nadar en la superficie incluso surfear, pero caminar y en medio de la tempestad eso es inaudito y difícil de digerir. Y lo que es todavía asombroso es el hecho de que quieren abordarlo y tocan rápidamente tierra, pues aunque habían avanzado 5 o 6 kilómetros el lago tiene de longitud 21 kilómetros y de anchura 13. Pero sigue resonando muy fuertemente las palabras del Señor que dice: "Yo soy, no teman", Juan 6, 20. Se revela con el mismo nombre con el que se había revelado a Moisés en otros tiempos: "Soy el que soy. Esto dirás a los israelitas: Yo soy me envía a ustedes", Éxodo 3, 14. Jesus es Dios. Por eso llegan sin fatiga y sin que se suba a la barca a la orilla. Jesus tiene poder y todo está sometido a su majestad gloriosa por eso le oímos decir: "Me han concedido plena autoridad en cielo y tierra", Mateo 28, 18.
Señor Jesus, somos tus discípulos, mira nuestras penas, fatigas y el deseo que tenemos de continuar en pie de lucha. Hay vientos contrarios que nos amenazan y nos quieren sumergir y ahogarnos; y son de diversas índoles, algunas son fragilidades, debilidades y pecados nuestros, otros son productos de la  hostilidad de los hombres malvados y de las influencias del mal. Estamos solos. Eres tú nuestra fortaleza y nuestro auxilio, no nos desampares pues no tenemos a donde ir ni a quién acudir para que nos defienda. No permitas que la tristeza, el miedo y el pecado nos opriman. Haz realidad la palabra que el Salmista dice: "Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida", Salmo 32/33, 18-19.

1 comentario:

  1. Sabe, a mí todo esto me impacta y me hace pensar y meditar, como nuestra cobardia y falta de fe, nos hace q viendo a Jesus caminar en estas nuevas aguas, conociéndolo como decimos conocerlo, aún seguimos dudando y temiendo de El
    Pero lo q siempre me ha marcado, impactado, motivado y hacer seguir es esa frase de
    SALIERON A PESCAR, AÚN CUANDO EL VIENTO LES ERA CONTRARIO.
    cuantas veces el viendo me es contrario y yo me escondo, me es contrario me alejo, me es contrario ya no creo, y hay q tener ese valor, esa fuerza esa fe (q son las nueva aguas) bien cimentada y estable, para q la barca q es mi vida,no tambalee, no me caiga, no me llene de pecado y al ver el rostro de JesusCristo no me llene de miedo y haga lo q Adan y Eva, correr a esconderme.
    Gracias padre. Por compartir
    Como siempre enriquecedora su reflexión

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