martes, 19 de abril de 2016

"Pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas", Juan 10, 26.




Señor aumenta nuestra fe, debe ser la súplica que continuamente debemos elevar a Dios. Porque él ha enviado a su Mesías, y en su nombre ha obrado no sólo con palabras sino con obras, para manifestar que todo lo que realiza en favor del hombre proviene de Dios.
Incluso hoy como antaño corremos el riesgo de ver todas las obras que realizas y podemos seguir cerrándonos a tu mensaje y sobretodo dudar y no creer que tú eres el Hijo de Dios, por eso convincentemente afirmas que: "El Padre y yo somos una sola cosa", Juan 10, 30. Es decir tú y el Padre tienen la misma naturaleza porque ambos son divinos. No eres entonces como muchos todavía piensan: un maestro, un buen hombre, un revolucionario de su tiempo, un fundador de un gran movimiento, una persona con grandes visiones futuristas, etc. ¡No! Tú eres Dios. Tú eres verdaderamente Hombre. No un semi dios como los de la mitología griega. Tampoco eres un súper héroe. No, tú eres Dios y eres el único que ha rescatado al hombre de la muerte, del pecado porque has derrotado a Satanas. Eres Dios y vives eternamente. Eres Dios y con tu resurrección nos enseñas que eres el Dios de la vida.
Y si queremos en verdad ser llamados tus discípulos debemos poner en marcha todas aquellas cosas que están a favor de la vida. Y la vida al menos en nuestro mundo tiene diversas manifestaciones y al apostar por la vida es custodiar: la vida de los seres humanos desde su concepción hasta su muerte, la de la flora y fauna que has dejado a nuestro cuidado. La vida que es nutrida con nuestras propias relaciones interpersonales. Si estuviéramos en contra de la vida, si nos empeñaramos en fomentar en nuestras relaciones la "cultura de la muerte" nos engañaríamos porque has sido muy claro y contundente: "no seríamos tus ovejas", pues tus ovejas escuchan tu voz y te siguen, v. 27, es decir, han de realizar lo que te vieron hacer con gran amor. Y si no lo hicieran la fe que dicen profesar sería falsa, una mentira, algo no creíble. A tus ovejas las conoces, las llamas por su nombre. Por eso dices sin miedo y sin tapujos: "pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas", v. 26.
Señor yo creo en tu Resurreccion, y reconozco en todas las obras que hay en el mundo las huellas de tu poder creador. Ayúdame a crear, a fomentar espacios de vida, de oportunidades, de amor. Para que así pueda gritarle al mundo que soy oveja de tu rebaño, discípulo tuyo, es decir, cristiano.


1 comentario:

  1. Así es padre, la fe es la mera buena
    Por q si tuviéramos fe, con eso vagaría
    Es tan fácil seguir y créele a Dios, solo cosas buenas nos ofrece y nos pide solo lo q beneficia a nosotros mismos, ni si quiera es un bien para El
    Pero siempre nos desviamos y nos perdemos
    Por q no creemos lo q El nos dice
    Muy bueno su artículo, como siempre

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