“Que
te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón”
Salmo
18/19, 15.
Santiago
3, 13-18; Salmo 18/19, 8-10. 15; Marcos 9, 14-29.
«Que te sean gratas las palabras de mi
boca y los anhelos de mi corazón», Salmo 18/19, 15 es la petición que el
creyente eleva a YHWH porque desea que sus pensamientos, las intenciones de su
corazón, sus palabras, sus obras, en fin su vida misma, manifiesten sintonía
con la voluntad del Señor expresada muy puntualmente en la ley.
El hombre
de fe reconoce que hacer vida la instrucción del Señor lo hace no sólo prudente
en su actuar, sino que también le enseña el camino de la sabiduría, le da ánimo,
apoyo y consuelo, por eso expresa sin tapujos: «la ley del Señor es perfecta del todo y reconforta
el alma...y hacen sabio al sencillo», v. 8.
Las
palabras del Señor desean ser una custodia para el hombre, para evitar que se
meta en camisas de once varas. Así
por ejemplo, al decir «que te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos
de mi corazón», el creyente puede estar pidiendo la gracia necesaria para evitar
caer fácilmente presa de los falsos testimonios, de las mentiras, del engaño,
de la codicia, etc.
Pero como
dice Santiago en su carta: «nadie logra dominar la lengua», 3, 8 de ahí que
necesitemos ser guiados, prevenidos: no
darás falso testimonio ni mentirás, Cfr. Éxodo 20, 16. De ahí, que estemos
llamados siempre a comunicar en, con y por amor a la verdad.
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