lunes, 24 de febrero de 2014

“Que te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón”
Salmo 18/19, 15.
Santiago 3, 13-18; Salmo 18/19, 8-10. 15; Marcos 9, 14-29.
«Que te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón», Salmo 18/19, 15 es la petición que el creyente eleva a YHWH porque desea que sus pensamientos, las intenciones de su corazón, sus palabras, sus obras, en fin su vida misma, manifiesten sintonía con la voluntad del Señor expresada muy puntualmente en la ley.
El hombre de fe reconoce que hacer vida la instrucción del Señor lo hace no sólo prudente en su actuar, sino que también le enseña el camino de la sabiduría, le da ánimo, apoyo y consuelo, por eso expresa sin tapujos: «la ley  del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma...y hacen sabio al sencillo», v. 8.
Las palabras del Señor desean ser una custodia para el hombre, para evitar que se meta en camisas de once varas. Así por ejemplo, al decir «que te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón», el creyente puede estar pidiendo la gracia necesaria para evitar caer fácilmente presa de los falsos testimonios, de las mentiras, del engaño, de la codicia, etc.
Pero como dice Santiago en su carta: «nadie logra dominar la lengua», 3, 8 de ahí que necesitemos ser guiados, prevenidos: no darás falso testimonio ni mentirás, Cfr. Éxodo 20, 16. De ahí, que estemos llamados siempre a comunicar en, con y por amor a la verdad.

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