“Y pensó
para sus adentros: Todavía puede volver el reino a la casa de David”
1Reyes 12,
26.
1Reyes 12,
26-32; 13, 33-34; Salmo 105/106, 6-7. 19-22; Marcos 8, 1-10.
Después de la separación de las diez
tribus de Israel de la casa de David sucede el culto cismático. Los dos pilares
del reino: la política y la religión. Jeroboán reconoce que el factor religioso
juega un papel determinante en la consolidación del reino del norte que él
encabeza. Jeroboán sabe que el templo de Jerusalén es el centro de unidad de la
vida del pueblo israelita, su belleza, el arca de la alianza, las tablas de la
ley, la presencia de Dios en la nube no son sólo valores o símbolos de la fe
del pueblo sino también la sabia que les da identidad y que los impulsa a la
prosperidad, al crecimiento y al desarrollo porque se saben bendecidos,
escogidos entre todos los pueblos, es simplemente el orgullo nacional.
Y es precisamente
en este punto de la identidad nacional donde se ve con mucha claridad que la
lucha por la consolidación del reino del norte, no es ya una lucha en el plano
político sino en el espiritual, no es una lucha contra los otros reinos es una
lucha contra YHWH pues trastoca la fidelidad, la lealtad, la verdad, la gratitud,
la adoración que es debida al Señor Dios. Se trata entonces de un atentado contra la
identidad nacional del pueblo, porque atentar contra la identidad es
encaminarse hacia la desfiguración o descomposición de la personalidad, es
transitar sin sentido alguno, es caminar sin rumbo. La senda por donde Jeroboán
desea conducir a su pueblo es un asunto en verdad muy delicado.
Pero ¿qué podría contrarrestar esos valores que
el Templo de Jerusalén evoca con su magnificencia? Es la pregunta que
Jeroboán responde y lo hace apelando a otros valores:
-
Construyendo dos santuarios: Uno en
Betel, que evoca la figura de Abrahán. Y el otro, en Dan, que representa la
figura de los jueces.
-
Idolatría por los dos terneros de oros
que fabricó aprovechándose de que al pueblo le gusta ver, tocar, oler, sentir,
cosa que en el templo de Jerusalén jamás verán porque se realiza siempre un
culto sin imágenes.
-
Institución de sacerdotes para el
culto y el sacrificio, descartando a la tribu de Leví y tomándolos del pueblo.
-
Estableciendo una fiesta que
propiciara las peregrinaciones a los nuevos templos que había construido y así evitar
que su gente fuera a Jerusalén.
Todo la
labor que realiza Jeroboán es para mantener el poder absoluto, el desea
gobernar pero no servir, le importa un “bledo” si pone en riesgo la unidad y la
identidad de su pueblo. Esto me hace pensar en el servicio que desempeñan los
coordinadores de los diversos grupos de iglesia, de los papás en su familia, de
los sacerdotes con el pueblo y con su obispo. De los trabajos pastorales, de
los proyectos laborales, de las metas que la familia se propone durante el año,
en fin en tantas cosas donde el ejercicio del poder es necesario pero la manera
como se efectúa también.
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